MANUALE DI CONVERSAZIONE

martedì 3 dicembre 2019

spagnolo - lectura

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El Horizonte se dibujaba ante ella como un gran arogante. La chica obsevaba maravillada la immensidad del mar. Su abuelo le habìa hablado  del tierra  de sus antapasados, tierra fértil rapleta de jardines donde brotaban las fuentes màs preciosas. Pensaba que era una privilegiada  por vvolver a su origines, aunque no era faàcil empezar una nueva vida sin conocer el idioma ne las costrumbres.

Bostezaba, la brisa del mar le habìa abierto el apetito. Pero no pedìa pensar en ello, su madre le hubìa  aconsejado distraer la mente en otras cosas. Su padre le habìa prometido que lo primero que harìa en cuanto cobrara el primer sueldo, serìa comprarle una pelota y una zapatillas.

El viaje se haciì alargo y pesado. El tiempo empezaba a empeorar, la mar estaba alborotada. Se agarrò  con fuerza a sus padres, que al protegian con sus cuerpos. Las olas ponderosas intentaban echar de su territorio a quella embarcaciòn  atestada de gente.

La patera se zarandeaba sin parar, hasta que emitò un ruido que le partiò ado el alma.La chica se agaraba a sus padres que nadaban esforzàndose para mantenerse en flote. La patera se hizo tizas. La gente intentaba agarrarse a sus restos. La chica y sus padres fueron de lo pocos afortunados.

Cuando volviò en sì vio unos hombres vestidos de verde que los iban sacando uno a uno del agua y los iban amontonando otra vez en camiones ambulancias al fin y al cabo otro tipo de pateras. Mirò hacia arriba y non encontrò jardines ni fuentes; en su lugar cemento y casas altas que tocaban el cielo. Aqulla no era la tierra prometida.

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